DÜN DÜNDÜR

Fernando Cabral Hidalgo, Opinión

Fernando Cabral.-DÜN DÜNDÜR, así titulaba el diario turco Vatan (Patria) un amplio reportaje sobre la manifestación catalanista de Barcelona del 10 de julio de 2010, considerada la mayor manifestación nacionalista y secesionista catalana de la historia, y la euforia española, dos días después, por el triunfo de España en el Mundial de fútbol de Sudáfrica. Ambos eventos dejaron perplejos al medio de comunicación turco hace más de 14 años y su vigencia estremece en lo cercano y en lo más lejano de la política nacional.

Se trata de una expresión popular turca que podría traducirse como “ayer fue ayer”, queriendo decir que las cosas pasan muy rápido y que lo que ayer tenía sentido hoy puede tener otro, incluso el opuesto. 

Por todo ello, estar atentos y no ofuscados cada día a las contradicciones corrientes de quiénes hoy se balancean entre la cancelación propia de lo exigido y reivindicado ayer  es un ejercicio tan sano como perentorio. Ayer fue ayer y hoy es hoy, propio adagio del supuesto caótico Gran Bazar turco, donde todo cambia para seguir igual, tan aplicable como apreciable sin más en el día a día de hoy a nuestro alrededor.

Dün dündür, Dün dündür, o como se pronuncie en turco, he ahí un buen lema, para quién se mueve a sus anchas en su Nueva Realidad, ese plasma donde la memoria ya no encadena hechos, puesto que estos se suceden como una cadena de flashes oportunamente desconectados entre sí del pasado. 

Un lema más real y objetivo que ese otro eslogan con el que se pretende ocultar la realidad de ayer y vigente de hoy mediante la esperanza quimérica de que se convierta en verdad a fuerza de repetirlo incansablemente. 

Hoy se hace lo posible para acelerar la presente cancelación revisionista del ayer y mañana se sale en rescate de una incomprendida y pretérita reivindicación ideológica. La primera propia y la segunda ajena. Hoy se lanza la idea de servir a todos y se expulsa de la cohorte a quiénes no la comparten. Hoy se envía a los principios ideológicos de ayer como patológico pasado al cajón de principios perdidos aletargados y pasado mañana se le hace visitas preventivas en la unidad de cuidados intensivos para cerciorarse de que puedan utilizarse en el futuro no de ayer, sino de hoy, llegado el caso.

Lo que ayer sirvió como autoafirmación por encima del servicio amplio, hoy molesta y estorba, aunque el ayer es tan solo de hace cinco minutos y nada de la realidad de hoy implica la revisión del contenido, todo lo contrario. 

No hay peor desatino de quien se niega a aprender de los errores de otros, sobre todo, de aquellos que quedaron desdibujados cuando pronto aplicaron lo de ayer fue ayer en su hoy.

Así vamos de relato en relato. Olvidando que en el interior del siguiente relato, cada hecho tiene memoria del anterior.  

Comparte nuestro contenido