Apuntes de Historia DXXXVIII

Manuel Jesús Parodi

Manuel Jesús Parodi.-Sobre la necesidad de un Plan Estratégico de la Cultura y el Patrimonio en Sanlúcar (II)” 

Señalábamos en el precedente artículo nuestra convicción sobre la necesidad de la planificación en materia cultural, histórica y patrimonial, una cuestión en la que vengo insistiendo (desde una perspectiva profesional) desde hace años, como es el caso, por ejemplo, de la docencia que imparto desde hace más de una década en diferentes contextos universitarios de posgrado, caso de los másteres de Patrimonio Histórico y Arqueológico y de Turismo de la Universidad de Cádiz, en los campus de Cádiz y de Jerez de la Frontera. 

Tratábamos de ello en los párrafos de la semana anterior, haciendo hincapié en la necesidad de la planificación en materia de gestión cultural y muy especialmente en lo relativo a la gestión del Patrimonio Cultural y Natural en contextos locales, caso de Sanlúcar de Barrameda.

Cerrábamos los párrafos precedentes (y no nos resistimos a volver a insistir en ello) señalando que de cara a una gestión verdaderamente integral y completa del Patrimonio (Cultural y Natural), se hace imprescindible el trabajo a tres niveles; de una parte, el ordinario y cotidiano del día a día de la gestión; de otra parte, lo que tiene que ver con la programación del trabajo, que se ocupa del medio plazo (en un contexto como el de la gestión pública, especialmente sujeto a cadencias administrativas que como apuntábamos, no siempre son “armónicas” con los ritmos de la gestión cultural y patrimonial), y de otra, el no menos imprescindible trabajo en el nivel de la planificación, que será el que siente las líneas maestras a seguir en el rango del largo plazo. 

De este modo, la acción combinada del trabajo diario (corto plazo), de la programación (medio plazo) y la planificación (largo plazo) deberá estar regida por las líneas maestras de este último nivel, el de la planificación, que deberá ser la base sobre la que se dirijan las acciones desarrolladas en el tramo de la programación, las cuales (repetimos) deberán formar la espina dorsal de la acción cotidiana de la gestión en materia de Patrimonio (en los planos Cutural y Natural).

Así, decíamos, podría plantearse un esquema sucinto en lo relativo a este tema conforme a las siguientes premisas: 1. Planificación: grandes líneas maestras de la gestión / desarrollo a largo plazo. 2. Programación: trazado de acciones concretas / desarrollo a medio plazo. 3. Gestión diaria: implementación de Planificación y Programación (así como de acciones e iniciativas que se desprenden de elementos externos a los gestores) / desarrollo cotidiano.

Se trata, cabe señalar, de cuestiones fundamentales a la par que básicas, que todo gestor cultural (y no sólo cultural, son cuestiones que atañen a la gestión en general y no sólo a la patrimonial en realidad) conoce y aplica -o trata de aplicar- en su labor cotidiana, pero que no está de mal traer a colación en este breve, brevísimo texto en el que no pretendemos presentar claves definitivas, sino líneas de acción imprescindibles de cara a la mejor gestión del Patrimonio Cultural y Natural de (y en) Sanlúcar de Barrameda.

Volviendo por ello al necesario (más bien irrenunciable) Plan Estratégico de la Cultura y el Patrimonio de Sanlúcar de Barrameda, señalaremos que en primera instancia se hace necesaria (de nuevo y en realidad ya imprescindible) la elaboración de un Documento de Formulación del Plan que, desde la perspectiva de la Cultura como generadora de empleo en el marco de un paradigma de economía sostenible, se apoye sobre algunos puntos esenciales que podrían ser como los que desarrollamos a continuación.

En primer lugar podemos señalar que el Plan podría desarrollar una “idea fuerza” principal sobre la ciudad a modo de elemento vertebrador en torno al cual se puedan vehicular los diferentes aspectos del mismo Plan, como sucede en otros planes de otras ciudades. Este elemento vertebrador puede vascular sobre la idea de Sanlúcar como Ciudad Patrimonial, aunando de este modo los elementos patrimoniales culturales (históricos, monumentales, artísticos, económicos -con elementos fundamentales como la manzanilla y los demás vinos sanluqueños, por ejemplo, sin perjuicio de otros elementos patrimoniales como la pesca, la agricultura y la gastronomía, o la música y otros valores del Patrimonio Inmaterial sanluqueño…) con los elementos patrimoniales naturales, medioambientales. 

Esta idea debe girar en torno a la oportunidad, la necesidad y aun y la bondad de resaltar los valores patrimoniales de la ciudad, esto es, el del Patrimonio Cultural y Natural de la ciudad, como señas identitarias irrenunciables de la ciudadanía sanluqueña; desarrollar esa idea fuerza habrá de ser uno de los objetivos del Plan.

En segundo lugar, resulta esencial conseguir reforzar la revitalización del Patrimonio local como herramienta económica, social y cultural que revierta en un beneficio (siempre potencial y siempre efectivo en el largo plazo) para la ciudad, un beneficio en lo estético (no nos referimos a lo formal externo al hablar de estética de las cosas) como también en lo cultural y patrimonial y, por añadidura, en lo económico (y no sólo se trata de atraer -desde una perspectiva cuantitativa- turismo de acuerdo con un modelo ya tradicional -y convertido hasta cierto punto en un peligro- del turismo cultural-patrimonial), con ejes como el casco histórico monumental, la rehabilitación y conservación patrimonial así como la creación de nuevos equipamientos culturales, y en especial mediante la puesta en funcionamiento de los imprescindibles programas de socialización del conocimiento y de fomento en materia patrimonial de los horizontes generales de la ciudadanía, así como mediante el refuerzo de los programas acaso existentes y, en su caso, en curso. 

Igualmente y como señalamos resulta más que necesario hacer hincapié (y no sólo desde un punto de vista teórico) en la puesta en valor como herramientas económicas activas de los pilares, en general, del Patrimonio local de manera que se puedan constituir verdaderamente como elementos culturales -y por ende económicos- de singularidad (y funcionalidad económica) especial, algo que atañe tanto a aquellos elementos de naturaleza cultural como a aquellos de naturaleza medioambiental, yendo los unos de la mano de los otros dadas las muy especiales características de nuestro entorno, sin olvidar el peso y papel del Patrimonio Inmaterial en el conjunto del tesoro patrimonial local, con elementos históricos y antropológicos como la Carrera de Indias, la I Vuelta al Mundo, el río, la navegación en general, o la agricultura, la pesca y su tradición en Sanlúcar hasta la actualidad, con sus derivadas gastronómica y enológica.

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